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Argumento de Mis fabulosos gemelos novela
El argumento del libro Mis fabulosos gemelos novela :
Mis fabulosos gemelos novela pdfMis fabulosos gemelos novela pdf descargar gratis leer online JoyreadUrbano
Mundo de los negocios
Matrimonio de conveniencia
Apego ambivalente
Belleza inusual
Bebé inteligente
Billonario/Billonaria
Ricos
Arrogante
PosesivoCapítulo 1¡Puaj! Ximena Ancona vomitó un poco de bilis. Cuando volvió a sus sentidos, se quedó asombrada por lo que había sucedido antes, ya que estaba recostada contra el lavabo de una habitación de hotel y había un hombre cubierto de sangre a menos de un metro de ella; lo miró fijo antes de la tocarse la nuca y recordar que la habían noqueado de un golpe. Había escuchado a su madrastra burlarse del suicidio de su madre provocado por el temor de ser acusada de fraude contable. Así que, para desahogar sus frustraciones, empujó al socarrón de su hermanastro por las escaleras a pesar de todo; después, fue noqueada por el dúo de madre e hija y despertó en una habitación. Ximena apretó los dientes con furia cuando de pronto escuchó pasos acercándose a toda prisa, anticipando que tenía menos de un minuto antes de que irrumpieran. «Maldición, ¿me van a incriminar por asesinar a este hombre? ¿No fue suficiente con mi madre? ¿También vienen por mí?» Ella tenía que huir, así que frotó sus huellas digitales aprisa, con menos de veinte segundos restantes, apretó los dientes y salió por la ventana. En ese momento, la puerta se abrió. Ximena cayó en cuenta que no tenía a dónde ir en tanto colgaba de la ventana, sus instintos de supervivencia la empujaban a subir pronto. Por fortuna, la ventana de arriba estaba abierta y entró con sumo cuidado a una habitación que estaba oscura por completo, por lo que acarició su pecho para aliviar el miedo que persistía en su interior. ¡Estuvo cerca! Si se hubiera demorado un segundo más, su vida estaría arruinada al ser acusada de asesinato. En ese momento, Ximena aún no había notado una larga sombra que se elevaba sobre ella por detrás como un demonio. Su pijama negro revoloteó en el viento atrayendo a los profundos y desagradables ojos del hombre, cuyos ojos la miraron con atención, como si pudieran penetrar a través de la densa oscuridad en su alma desnuda. Ella podía sentir su corazón acelerado en medio de la habitación desconocida. Lo único que quería era dejar ese lugar lo más pronto posible, así que tocó a sus alrededores, acercándose poco a poco a la puerta. Sin embargo, se sorprendió cuando se topó con una pared sólida de piel cálida. —¿Qué demonios es esto? —Lo pellizcó con curiosidad. De repente, fue levantada del suelo e inmovilizada con fuerza en la cama y una amenazante voz masculina susurró en su oído: —Eres bastante imprudente para subir a un edificio de 99 pisos. ¡Había alguien en la habitación! ¡Y era un hombre! Ella luchó por levantarse de la cama como si hubiera visto un fantasma; no obstante, una serie de gritos vinieron desde el balcón. —¡Maldita sea, debe haber escapado! Ximena temblaba de miedo, pues no podía creer que la voz pertenecía a su novio, Ezequiel Hurtado. Después de tres años juntos, ella nunca hubiera imaginado que él se uniría a su madrastra y hermana para conspirar en su contra y pensó que estaba ciega para enamorarse de un bastardo como él. Pronto, el timbre sonó, significaba que estaban ahí para capturarla. —¡Te lo ruego, no abras la puerta! Había una mancha con sangre de la víctima en la esquina de su camisa, por lo que tendría terribles consecuencias si la capturaban. Por la premura del momento, Ximena bloqueó la puerta con su pequeño cuerpo. —¡Ayúdame, me están incriminando! —Incluso si así fuera, ¿por qué te ayudaría? —¿Tú… estás con ellos? Ella se puso furiosa. De alguna manera había encontrado el valor para envolver sus brazos alrededor del cuello del hombre y presionó sus suaves labios con firmeza contra los de él. ¡Ja! Una trampa de miel. —Tú lo pediste. —El hombre le quitó el control al empujar su pierna entre las de ella y luego comenzó a besar sus mejillas y cuello sin descanso, moviéndose gradualmente hacia abajo. ¡Qué bastardo sin escrúpulos! ¡Se aprovechó de ella! Cuando el ruido fuera de la puerta desapareció y no había moros en la costa, Ximena limpió la esquina de su boca con asco. Se giró y extendió su mano sobre la perilla de la puerta en un intento de huir; sin embargo, él la tomó por la cintura y la detuvo. —Tratas de correr después de usarme, ¿eh? —¡Déjame ir! —¿Crees que soy un autobús público en el que puedes entrar y salir cuando quieras? —dijo el hombre con una mueca, su expresión era fría e intimidante ya que no aceptaba su rechazo. Justo cuando iba a defenderse, Ximena sintió que un extraño calor invadiendo y exudando su cuerpo, ¿acaso él había tomado…? —Nena, sé mi antídoto… Las manos en su cintura dieron un pequeño tirón antes que su camisa se deslizara hacia abajo…